Medicina funcional: ¿qué es?
¿Es otro tipo de medicina? ¿es medicina?
Imagínate que un árbol de tu jardín está con las hojas amarillas y descoloridas, y tú las quieres verdes, obvio. ¿Cómo solucionar esto? La medicina convencional tendería a sugerirte la solución más fácil y rápida: pinta las hojas de verde. La medicina funcional revisaría las raíces del árbol y el terreno en el que descansan, a ver qué nutrientes podrían estar faltando y dárselos para que las hojas se pongan verdes otra vez. Reconociendo la simpleza del ejemplo, ¿cuál enfoque prefieres?
Imagen de thelittletonclinic.com
La medicina funcional tiene un ENFOQUE muy diferente al de la medicina convencional. Es un modelo que prioriza la PREVENCIÓN en lugar del manejo de síntomas. Creo que te va a gustar
MEDICINA FUNCIONAL
Tiene un enfoque más orientado al paciente que a la enfermedad misma. No solo estudia un grupo aislado de síntomas, sino a la persona como un todo. Busca identificar la causa subyacente de cualquier signo, síntoma o enfermedad. Busca la raíz de aquello que no está funcionando, y que impide que la persona tenga una salud plena. Toma en cuenta las interacciones entre la genética, los factores ambientales y de estilo de vida que pueden influir en la salud.
Busca la prevención o reversión de las enfermedades crónicas complejas
Usa un enfoque basado en 'sistemas': parte de la premisa de que los sistemas fisiológicos en el cuerpo están interconectados. Si se afecta uno de ellos, por lo general se afectarán otros. No son compartimientos aislados ni independientes.
En lugar de preguntar 'QUÉ' tienes, pregunta 'PORQUÉ' lo tienes. Dos personas pueden tener el mismo diagnóstico, pero puede deberse a causas diferentes y tener tratamientos diferentes dependiendo de la manifestación individual.
Establece una relación terapéutica con la persona, viable, productiva y funcional
No vamos a negar los grandes logros de la medicina convencional: es un éxito en cuanto a cuidados intensivos, enfermedades infecciosas, traumas, cirugías, y diagnóstico y cuidados de enfermedades de corta duración, entre muchas otras. Si tengo un accidente serio no quiero que me lleven al quiropráctico o al acupunturista. Quiero que me lleven a un centro de emergencias o de traumatismos donde me puedan salvar la vida. Eso queda clarísimo.
Sin embargo, la cosa cambia cuando se trata del manejo de condiciones crónicas de salud: es ahí es donde se evidencian las limitaciones propias del modelo de la medicina convencional. Y estas condiciones son, lamentablemente, muy prevalentes hoy en día: resistencia a la insulina y diabetes, presión alta y enfermedad cardiovascular, enfermedades autoinmunes, hígado graso, sobrepeso y obesidad, cáncer, entre muchas otras. Millones de personas afectadas. No es lo mismo una situación de salud aguda (p. ej una intoxicación alimentaria), que una situación crónica (p. ej ser hipertenso/a). Para la primera, se identificará el agente que la está causando (p. ej. una bacteria), y se eligirá el medicamento adecuado para desactivarlo.
El problema surge cuando se quiere aplicar el mismo modelo utilizado para una situación aguda a una condición crónica. En las enfermedades crónicas la/s causa/s subyacente/s no son siempre tan evidentes, y están muchas veces asociadas a un mal manejo de estilo de vida (dieta, ejercicio, entorno ambiental, etc). Pero ¡no existe un fármaco ni una cirugía para controlar el mal estilo de vida... !¿Entonces qué hace la medicina convencional? Muy frecuentemente, aunque existen excepciones, recurre a un fármaco para manejar los síntomas. Maneja el síntoma, pero, ojo, no cura. En la medida en que no se cambie el estilo de vida (que es la raíz de fondo de muchas condiciones crónicas), el síntoma (presión alta, azúcar en sangre elevada, insulina elevada, obesidad, etc.) seguirá existiendo. Y la necesidad de tomar el fármaco para maquillar el síntoma, también, volviéndose las personas usuarios de por vida. O sea, el fármaco es el equivalente de 'pintar las hojas de verde'... no corrigen el entorno de las raíces que hacen que las hojas del árbol estén feas. Si se interrumpe el fármaco, los síntomas reaparecen.
Para la medicina funcional el objetivo es comprender los orígenes y buscar la prevención o reversión de las enfermedades crónicas complejas; para la medicina convencional, es el 'manejo' de las enfermedades crónicas. En lugar de promover la verdadera salud, se centran más en el diagnóstico de la enfermedad y en tratar de suprimir los síntomas con fármacos. Fármacos que no abordan la raíz de fondo del problema. Solo enmascaran los síntomas, pero también pueden generar efectos colaterales, y puede surgir la necesidad de utilizar más fármacos para maquillar estos nuevos síntomas ocasionados por los primeros medicamentos...
Si analizamos los números, vemos que el manejo de enfermedades crónicas por parte de la medicina convencional viene siendo un fracaso: las personas no revierten sus enfermedades, por lo general terminan usando muchos fármacos, y al final del día tienen un deterioro en su calidad de vida, aparte de tener que destinar importantes recursos económicos al manejo de su condición. El número de pacientes con diabetes, o con enfermedad cardiovascular, etc., a nivel mundial, no disminuye, sino mas bien aumenta día a día.
La medicina convencional es más reactiva: identifica el síntoma, y lo maneja (por lo general con un fármaco); la medicina funcional es más proactiva: mira 'río arriba', tiene en cuenta la red compleja de interacciones en los antecedentes fisiológicos y estilo de vida del paciente que pueden hacer que éste se enferme (genética, alimentación y actividad física, entorno físico y social, exposición ambiental, etc.). La prioridad no es tratar una enfermedad, sino tratar a una persona que tiene una enfermedad... ¿te das cuenta de la diferencia? Trabaja de manera preventiva para detener la enfermedad crónica antes de que empeore. Idealmente, no espera a que la enfermedad se presente para empezar a actuar, sino el enfoque está en prevenirla, via intervenciones a nivel dietario, ejercicios, apoyo emocional, manejo del estrés, etc.
Ejemplo puntual: vas a tu control anual, y te detectan presión alta. Acto seguido (y quizás ¡hasta tú lo estás esperando!), te recetan un medicamento para controlarla. Y a lo largo del tiempo, quizás te subirán la dosis o te sumarán otros medicamentos para tratar de lograr un mejor control (o sea, del síntoma). Se trató el síntoma, pero ¿alguien trató de identificar la causa? ¿te preguntaron qué comes? ¿si haces ejercicio o eres sedentario/a? ¿cómo manejas el estrés? ¿viene de familia? ¿quizás presentas alguna deficiencia nutricional que esté contribuyendo a esto? Es probable que estas preguntas no se aborden, o solo de manera demasiado superficial.
La realidad es que es fundamental tener el contexto completo para poder tratar una a una persona, pero muchas veces el modelo en el que está inmerso el médico convencional limita la interacción con los pacientes a unos pocos minutos, y ese lapso de tiempo no permite una evaluación exhaustiva. Los medicamentos tienen su lugar y su momento, y pueden ser muy útiles y necesarios para varios temas de salud. Pero lo ideal sería un plan de tratamiento más holístico, que incorpore cambios en el estilo de vida, y no solamente la receta para un fármaco.
La medicina funcional se basa más en un modelo colaborativo: entre el médico y el paciente, para lograr un mejor estado de salud. Algunos temas son complicados y requieren de un esfuerzo conjunto de las partes involucradas. Se diseña un plan individualizado para tratar los problemas de salud específicos de la persona, y a la vez, se espera que el paciente se enfoque en realizar los cambios necesarios y asumir un grado de responsabilidad hacia su salud.
En una gran cantidad de casos el abordaje funcional tiene mucho más sentido, y es probable que así fuera cuando la medicina convencional no era ni tan 'avanzada' ni tan 'especializada'... los médicos de antaño, que no contaban ni con tantos fármacos ni con tantas técnicas ni opciones quirúrgicas, probablemente conocían mucho mejor a sus pacientes y los detalles de su estilo de vida. Un enfoque así, sistemático y personalizado, será mucho más efectivo. Al identificar las raíces de los problemas de salud, podrían evitar largas estadías hospitalarias, medicamentos que podrían no ayudar mucho (y/o generar efectos colaterales), y lograr una real prevención y/o reversión de condiciones crónicas de salud. Además de ahorrar dinero.
La nutrición funcional tiene el mismo enfoque que la medicina funcional: busca restaurar la función óptima del cuerpo y de sus órganos. Se trabaja con los sistemas del cuerpo como un todo interconectado, tratando de llegar a la raíz de fondo de cualquier signo, síntoma o diagnóstico, con un foco especial en la importancia de las modificaciones en la dieta y del estilo de vida para prevenir/revertir el problema, y lograr los objetivos deseados. La idea es modificar el 'terreno' para potenciar la salud. También aquí es fundamental el modelo de alianza colaborativa entre el paciente y el profesional de la salud.
Un último ejemplo: En el tablero de tu carro se prende la luz que indica ENGINE (motor). Suena serio. Hay 2 opciones: 1) llevar tu carro al taller para que le hagan una buena revisión, o 2) quitar el fusible, con lo cual se apaga la luz de ENGINE, y seguir manejando como si nada. ¿Cuál crees que será la opción sensata?
Lo mismo se aplica a tu salud. No te contentes con enmascarar el síntoma.
¡De tu salud te tienes que ocupar tú!
Para pensarlo...
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